¡Hablemos sobre tu entrenamiento ahora!

¡Hablemos sobre tu entrenamiento ahora!
lunes, 31 de marzo de 2014

Call to action. Llamado a la acción. Así se denomina uno de los momentos más importantes de cualquier -léase bien, cualquier- proceso de comunicación que decidas abordar en adelante.
¿Qué quieres que haga / piense / diga la persona luego de haberte escuchado? Si la respuesta a esa pregunta no la tienes clara, ¡ha llegado el momento! ¡Respóndela ahora! (¿ya vas captando de qué va el asunto?)
La clave es el verbo.
En clase de castellano, desde que somos niños, nos han dicho que en una oración es fundamental el verbo. Y lo es porque el verbo es el que define la acción, lo que ocurre en la frase. Una oración sin verbo es poco más que palabras inconexas. Incluso, hay verbos implícitos en ciertas frases: implícito, pero está.
En el caso que nos atañe, lo primordial para diseñar el call to action es escoger el verbo, es decir, la acción que la persona debe hacer ahora. ¿Cuál es el truco? Atender al objetivo de tu presentación. Cada objetivo lleva implícita una meta, y esa meta sólo se logra si luego el auditorio está dispuesto a hacer lo que se le pide.
Entonces, por ejemplo, resulta que lo que yo quiero es aumentar mis ventas a través del sitio web que hemos diseñado para vender zapatos. ¿Cuáles serían algunos de los verbos-acciones que tendríamos que usar? Conectar, registrar, buscar, comprar, disfrutar… Y así, ya tienes claro tu cierre: “¡Conéctate a nuestra web, registra tus datos, busca los zapatos que prefieras, cómpralos ahora mismo y disfruta de la comodidad y elegancia de nuestra marca!”.
Pida: usted no sabe cuando hay alguien dispuesto a darle. ¿Notaron el imperativo? En la práctica, estamos dando una orden clara y explícita.
No sea terco
Está demostrado (y de hecho, es la causa de buena parte de los malos entendidos) que las personas no comprenden las solicitudes, sugerencias u órdenes si no se les han dado de forma clara y sencilla.
No hay nada más difícil que seguir instrucciones, y hay tres razones básicas para ello:
1. Regularmente, solemos complicarnos la vida para dar instrucciones. Nos gusta desgastarnos en detalles que muchas veces son inútiles, que no aportan nada, o explicamos demasiado las razones por las que las cosas deben hacerse de una cierta forma. ¿Qué debe hacer? Simplificar, usar palabras cortas, sencillas y directas. ¡Compre ya! ¡Adelgace ahora! ¡Disfrute! ¡Sea feliz! (No es tan difícil, ¿verdad?)
2. No queremos sonar “mandones”, autoritarios o antipáticos. Si esto es así, aprenda a usar un tono amable cuando necesite que alguien haga algo por o para usted. Es más fácil convencer al otro cuando no se siente agredido u obligado a hacer algo.
3. Este tiene que ver con quien nos escucha: No nos gusta que nos digan lo que tenemos que hacer: es fundamental para el ser humano ejercer “mi libertad de hacer lo que me provoca, y del modo que me provoca”. ¿No han escuchado aquello de que “nadie aprende en cabeza ajena”? Nos negamos, por naturaleza, a seguir instrucciones. Incluso, la sumisión suele ser una actitud que se toma de forma consciente. Intente explicarle a un hombre que va conduciendo su coche cómo llegar al lugar de destino y verá de lo que estamos hablando…
Entonces: diseña tus solicitudes y que formen parte indispensable de tu cierre. También deben estar claramente presentadas en el inicio, como objetivo a alcanzar, para que las personas que te escuchan tengan claro lo que esperas luego de la presentación. Es una manera de ir preparando el terreno para que el otro se ponga de tu lado y sienta una tendencia natural a hacer lo que, en definitiva, le vas a pedir.

0 comentarios: