Con respecto a moverse sobre un auditorio, he visto de todo...
He visto al que se mueve de forma descontrolada, al punto de casi perder el equilibrio y caerse...
He visto al que va de aquí para allá sin siquiera darse una pequeña pausa para respirar (en una presentación de 30 minutos habrá caminado un par de kilómetros, seguro)...
He visto al que camina para atrás, de espaldas, y tropezar cualquier cosa que encuentre a su paso: mesas, cañones de luz, ordenadores, lo que sea...
He visto el otro extremo: al que se levanta, se coloca en su posición, mira al frente... y ya. Una estatua. Si pusiera un sombrerito para que le echen monedas, se haría millonario.
He visto al que, para no ponerse más nervioso, prefiere la seguridad que (parece que) brinda un podio o una silla y una mesa. Apenas se le ve la cara cuando habla, y lo demás, queda oculto tras el obstáculo que lo separa de la audiencia.
¿Qué hacer? ¿Cómo moverse?
El cuerpo comunica. La postura del cuerpo es un indicador que habla de la actitud y el carácter de la persona. Habla de su disposición, de su apertura, de su deseo de conectarse con el otro.
Una postura erguida, equilibrada y firme siempre transmitirá justo es: equilibrio, firmeza... es decir, seguridad. Sin que parezca un soldado en plena formación: relajado, con las rodillas sin tensión y hombros descansando a los lados de su cuerpo.
Y luego: camine. Con tranquilidad y soltura. Calcule cada paso. Dar un paso en un auditorio significa prestar atención a uno u otro grupo de tu público en sala. Entonces, asegúrate que tu cuerpo les hable: que tu mirada, tus manos, tus gestos, estén inequívocamente dirigidos a esas personas que están en ese lado del auditorio.
Eso sí: después de dar los pasos necesarios para llegar a un lugar, deténgase y regrese a su posición erguida y firme. Quédese ahí un tiempo breve, 30 segundos está bien. ¿Por qué? Porque no quiere que el resto de la audiencia sienta que usted los olvidó. Busque nuevamente a alguien de su público a quien dirigirse, cambie de dirección y háblele.
Mientras más contacto haga con cada uno de los participantes, más impacto causará en ellos.
Aproveche el espacio
1. Tipo Auditorio
Este tipo de salón es uno de los más comunes. Regularmente tiene una tarima que te coloca a un nivel más alto del resto de tu auditorio. Usa la tarima en toda su extensión, hasta donde haya público. Suele ser bastante cómodo para trabajar, aunque siempre dependerá del tamaño de la tarima. Si está muy lejos de la gente y no es muy alta, piensa en la posibilidad de bajarte y estar más cerca de las personas.
2. Auditorio / Salón de clases
Lo bueno de este tipo de salón es la posibilidad que tienes de interactuar con las personas, sobretodo si se encuentran sentados cerca del pasillo central. No te vayas demasiado atrás porque muchos se quedarán sin ver lo que estás haciendo.
3. Banquete
Creo que es la disposición más incómoda, aunque permite realizar actividades con grupos más pequeños en las mesas. Tampoco me gusta que algunas personas puedan quedar de espalda en un momento determinado. Desplázate por el salón por aquellas zonas por donde sea cómodo, sin tropezar personas o sillas, siempre manteniendo control visual de la mayor parte del salón.
4. Mesas en "U"
Suelen ser auditorios pequeños. Hay que hacer un esfuerzo mayor en términos de voz para llegar a quienes están al final del salón. Aprovecha el espacio libre que hay en el centro para acercarte a las personas. Este espacio es muy interesante de trabajar, siempre que la zona central de la U sea accesible (a veces, la mesa donde colocan el ordenador y el cañón de luz termina interfiriendo el paso hacia el centro del espacio).
5. Mesa de reuniones
Aquí no hay mucho que se pueda hacer. Regularmente, estas salas tienen poco espacio de maniobra, así que no queda mucho más que moverse lateralmente, teniendo cuidado de no obstaculizar información importante que puedas estar presentando en la pared posterior, que es regularmente donde estará ubicada la pantalla de tu presentación.
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