Todo esto de comunicarse, de hablar, parece tan natural, ¿verdad?
Nuestros padres nos enseñaron a hablar desde que somos pequeños. Fue, de hecho, de las primeras cosas que aprendimos a hacer. Balbuceábamos, emitíamos sonidos que se fueron transformando en palabras.... y de ahí en adelante, al menos en apariencia, todo es más sencillo.
Entonces: ¿para qué aprender a hablar a estas alturas de mi vida? ¿No tengo años ya haciéndolo?
Diría mi buen amigo Carlos Rosales: Usted tiene en realidad algunos años de experiencia y toda una vida de recurrencia. Aprendió a hablar cuando era un bebé y desde entonces lo ha venido haciendo como socialmente es aceptado por todos. Pero una cosa es que usted hable, y otra muy distinta es saber hacerlo bien.
Y yo le pregunto:
¿No tiene miedo usted de hablar en público? Le cuento que es uno de los miedos o fobias más recurrentes en el ser humano. Mucha gente no se atreve a hablar en público, ni siquiera en grupos pequeños. Y cuando le corresponde hacerlo, vive todas las consecuencias del pánico en el organismo: sudor, taquicardia, hiperventilación, angustia, tartamudeo...
¿Por qué cree que eso pasa?
Hay razones para aprender a hablar en público, y aquí le doy cinco razones para hacerlo:
- Usted quiere que alguien sepa algo. Cuando usted se comunica, está enviando información. Y usted quiere que esa información llegue fuerte y clara, ¿no?
- Usted quizás no lo sepa, pero hablar en público también genera aprendizajes. El buen orador obtiene enormes enseñanzas de ese proceso en el que se comunica con su audiencia porque, como dijo Johann W. von Goethe: "Hablar es una necesidad, escuchar es un arte".
- Usted muy probablemente necesita que, quien lo escucha, haga algo. Piénselo: cuando se comunica con alguien, y sobre todo en público, usted está intentando convencer a los demás de una idea, de una acción... De escoger una película sobre otra, de comer sushi en vez de pizza, de viajar a algún lugar de vacaciones, de comprar un libro... ¡de algo!
- Usted quiere, o mejor, necesita que lo recuerden. ¿Sabía que buena parte de lo que decimos (de hecho, casi todo) es olvidado en pocos instantes?
- Aprender a hablar en público puede ser la herramienta que le cambie la vida. Cuando una persona es un excelente orador, su capacidad de comunicarse lo hace destacar en el mundo personal y profesional.
No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo. Epicteto de Frigia
¿Y cómo se enfrenta el miedo? ¿Cómo logro superar el pánico a hablar frente a tanta gente? ¿Se imaginan tener que dar una entrevista en televisión o en radio? ¿Que te vean miles o millones de personas al mismo tiempo?
Hay una sola respuesta para eso: Prepararse.
Y eso es lo que vamos a hacer de ahora en adelante.
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