¡Hablemos sobre tu entrenamiento ahora!

¡Hablemos sobre tu entrenamiento ahora!
viernes, 14 de febrero de 2014


Todos tenemos nuestras historias en relación al miedo escénico. La verdad es que, en mi caso, siempre he tenido una relación de amor-odio hacia el tema de presentarme en público y les cuento por qué:

Desde niño, tuve la oportunidad de pararme frente a un escenario. Es algo en lo que no había pensado y ahora mismo estoy pensando en ello. En mi escuela, un colegio de curas católicos bastante grande, había maestras de música y actividades relacionadas con el canto de forma permanente. En particular, siempre estaban escogiendo a niños para que formaran parte del coro. Un coro que tenía dos funciones primordiales: cantar el himno nacional todas las mañanas frente a todo el colegio antes de comenzar las actividades y cantar en las misas de primera comunión y cualquier otro acto cultural que el colegio organizara...

Y supongo que ya adivinaron: Jogreg no sólo cantaba, sino que era el solista del coro.

Incluso, tenía que salirme de clases para ensayar de cara a alguna de las presentaciones que regularmente se organizaban. Así pasaron 8 años de mi vida, hasta que me cambié de colegio y fui lo suficientemente grande como para que las hormonas hicieran estragos con mi voz. Ya no era el mismo... y dejé de cantar.

No recuerdo haber tenido miedo en ese entonces. Y como les digo, ahora que lo pienso, la razón por la que no tenía miedo eran dos: práctica constante -todas las semanas ensayaba el repertorio-, y una maestra que, desde el piano, me indicaba siempre lo que debía hacer y las cosas en las que podía mejorar, dándome ánimos y aplaudiendo también cuando todo salía como esperábamos.

Un maestro y mucha práctica. Es la clave de todo.

Ahora, cuando me toca presentarme en público -para dar clases, para una conferencia o para entrenar personas-, no dejo de practicar. Y sigo estudiando, preparándome de forma constante para poder dar lo mejor de mi. Porque está demostrado: cuando no lo hago, el miedo se apodera de mi y la experiencia termina resultando traumática.

Todo esto vino a mi memoria luego de escuchar con atención la experiencia de Joe Kowan, compositor, un hombre que ha sido víctima de su miedo escénico. Vale la pena compartir estos diez minutos en clave de humor pero que retrata muy bien lo que pasa cuando el pánico nos ataca.



¿Y tú, tienes miedo escénico? ¿Qué es lo peor que te ha pasado en una presentación?

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