¡Hablemos sobre tu entrenamiento ahora!

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jueves, 6 de febrero de 2014


Es una tentación, lo sé. Es difícil superarlo, también lo sé.

Es que Power Point (o cualquiera de sus versiones en otros sistemas operativos) está diseñado para que aprendas a colocar imágenes, hacer listas, poner TODO lo que no quieres que se te olvide, mucho color, muchas animaciones y sonidos... y luego, se convierte en un vicio. El mundo de la tecnología es así, brillante, con luz y movimiento...

Debe ser que, de algún modo, nos sentimos directores de nuestro propio videoclip cuando hacemos estas presentaciones.

Y entonces resulta que ya no te puedes despegar. Es un hábito, uno de esos malos hábitos, que debes, DEBES, superar.

¿Cuál es la clásica aproximación a ese terrible momento en el que tu jefe te dice "necesito una presentación para esta tarde" sobre el proyecto aquel que aun no tienes listo?

Abrir el PPT.

¡Error!

Son muchas las etapas que debes pasar antes de llegar al tema de las diapositivas. Y luego, solo luego de que tengas todo listo, preparado, con claridad meridiana, acerca de lo que vas a presentar, debes preguntarte lo siguiente:

¿De verdad me hace falta?

Si la respuesta a la pregunta anterior es afirmativa, entonces hay criterios para decidir qué vamos a mostrar en la presentación.

Algunos de ellos son los siguientes:

  1. ¿Qué aporta la diapositiva a la presentación? ¿Es realmente necesario mostrar lo que voy a colocar en ella para que la información se comprenda?
  2. El contenido de la diapositiva ¿Es de alto impacto, tiene contundencia? ¿Es memorable? ¿Es altamente probable que las personas lo recuerden?
  3. Menos es más: ¿Puedo decir lo que voy a decir en una imagen o en una palabra o frase? ¿Puedo hacer la presentación con pocas, muy pocas diapositivas?
  4. La diapositiva ¿es estéticamente consistente con la idea que quiero dar de mi, de mi proyecto o de mi organización?

¿Te parece que soy algo radical con este tema? 

Lo soy. Y te explico por qué: Muchas veces las diapositivas se convierten en grandes muletas e incluso obstáculos para que tu capacidad comunicativa se desarrolle. A veces las presentaciones se convierten en camisas de fuerza para que el presentador no se escape de ese estricto guión que él mismo diseñó.

Además, para muchos también es motivo de mayor preocupación por el mismo tema tecnológico. Muchas cosas tienen que funcionar bien: el ordenador, el video beam o cañón de luz, la iluminación de la sala, el control remoto para pasar las diapositivas...

Prefiero que seas capaz de comunicar y convencer, de quedar impreso en la mente de tu audiencia, sin que una imagen te quite protagonismo.

Porque quien comunica, en definitiva, eres tú. Lo que dices y cómo lo dices es lo más importante. La pasión y la disciplina que le dediques a este tema será la clave de tu éxito.

Power Point: que sea tu última opción.

Déjame tu opinión acerca de si soy demasiado radical... y dejo para un próximo post esta pregunta:

¿Por qué crees que es tan importante utilizar correctamente las presentaciones de diapositivas? ¿Para qué sirve entonces usar Power Point?

2 comentarios:

Héctor Cardoze dijo...

Estoy completamente de acuerdo. Últimamente las presentaciones (en su gran mayoría) se han convertido en un aburrido ejercicio de leer lo que han puesto en diapositiva, sin aportar nada más. Y la mayor parte de esas diapositivas están recargadas de texto. De este modo, a veces me siento tentado a pedir que me den la impresión de las diapositivas, que la leo yo mucho más rápido que el tiempo que voy a invertir oyendo a quien, de este modo, pasa de orador a mero "leedor". Un abrazo! Héctor Cardoze

Jogreg dijo...

¡Gracias por tu comentario, Hector! Es increíble además que esta se haya convertido en una práctica reiterada...